Los animales no humanos víctimas de la guerra y la industria militar

Los animales no humanos son usados de forma notable en el ámbito militar. Y un enorme número de ellos son matados o mutilados durante las guerras. Tales agresiones, pese a estar lejos de ser las más evidentes que los animales sufren, conllevan una cantidad inmensa de sufrimiento y de muerte. Esta entrada va dedicada a esta cuestión.

Los animales en la guerra: un exponente más de la guerra contra los animales

Tanto en tiempos de paz como en caso de conflicto bélico, el militarismo ha sido y es responsable de un gran número de muertes y de un enorme sufrimiento. En la inmensa mayoría de los casos, las víctimas son animales no humanos, aunque esto sea algo en lo que mucha gente no repare.

Las agresiones que padecen los animales no humanos por estos motivos tienen lugar fundamentalmente en tres ámbitos:

· Cuando los animales son víctimas directas del armamento empleado en las guerras, o mueren por motivos indirectos tras el ataque a una zona determinada.

· Cuando son empleados en experimentos con fines militares.

· Cuando son empleados en las propias guerras como armas o recursos a disposición de los ejércitos.

Vamos a ver de qué modo son agredidos en cada uno de estos ámbitos (más información en la web de Ética Animal).

Víctimas de los ataques bélicos

Las cifras de bajas en casos de guerra sólo dan cuenta de las víctimas humanas, pero los ataques indiscriminados comunes en toda guerra conllevan siempre la muerte de innumerables animales (por el impacto de las explosiones, el fuego, el armamento químico y biológico, nuclear, etcétera). Muertes que, en los más de los casos, son dolorosas y lentas (pensemos en la agonía de los animales abrasados por el “agente naranja” o envenenados con “gas-mostaza”). Todo ello, al margen de los casos particulares de crueldad por parte de los ejércitos. Y es que cuando la metralla suena para ellos no hay refugios, sirenas ni posibilidad de fuga. Y las balas, el napalm o las radiaciones, vengan del bando que vengan, son siempre fuego enemigo. Asimismo, muchos animales mueren con posterioridad a los enfrentamientos bélicos por la acción de las minas u otros explosivos que detonan con posterioridad.

Esto sucede a menudo en campo abierto, pero también mueren o son heridos aquellos animales no humanos que viven en núcleos urbanos o agrícolas, este es el caso de aquellos mantenidos para su explotación por alguna industria, como animales llamados “de compañía” o en lugares como zoos (esto sudeció, por ejemplo, no hace mucho, en BelgradoIraqGaza). Por otra parte, aunque no sean heridos por el uso de armamento, los animales a menudo mueren después de que una cierta zona sea el objetivo de un ataque militar. Esto sucede al ser abandonados a su suerte por quienes se encargaban de su cuidado o explotación, lo que lleva a que mueran de hambre o sed.

Así, todo choque bélico va a conllevar forzosamente el aniquilamiento de vidas de individuos conscientes y con capacidad de sentir que no juegan ningún papel en las disputas de intereses en lidia. Muchas veces se denuncia el asesinato de civiles en los distintos conflictos argumentando que carecen de culpa o posibilidad de decisión en estos. En el caso de las víctimas no humanas, este argumento se hace valer de forma aun más clara.

Experimentación militar

Podría parecer que en tiempos de paz las agresiones a las que los animales no humanos son sometidos en este ámbito se ven minimizadas, pero la realidad está alejada de esto. Aunque no haya una guerra declarada como tal, existe realmente otra guerra sin declarar abierta contra los animales. Esta es la que se libra en los preparativos que de modo continuo se realizan para el enfrentamiento armado. Para los animales heridos o muertos en estas prácticas la situación no se diferencia en nada de enfrentamientos “reales” entre seres humanos. Las agresiones que ellos padecen son las mismas.

En ocasiones estos experimentos se han hecho públicos. Así ha sucedido en el Reino Unido en el caso del centro de investigación militar de Porton Down, donde decenas de miles de conejos, ratas, cerdos, ovejas, cabras, perros o monos entre otros animales han sufrido en las últimas décadas experimentos de todo tipo (ya en 1982 tuvieron lugar movilizaciones masivas contra este centro). Con todo, en la inmensa mayoría de los casos el secretismo que rodea a este tipo de pruebas e investigaciones hace que resulten completamente desconocidos.

Los procedimientos que pueden tener lugar en este ámbito son muy variados. En ciertos casos, su objeto consiste en desarrollar nuevas armas o balas. Los procedimientos seguidos para ello consisten, por ejemplo en la inmovilización de los animales para hacer en ellos blanco con distintos proyectiles y comprobar la profundidad con que éstos penetran en su carne. En otros casos, se lanzan bombas contra los animales, para comprobar su efectividad.

A su vez, otros procedimientos tienen un objeto distinto, consistente en determinar es la resistencia que los animales pueden tener a un cierto armamento, de cara a tener una cierta idea de lo que podría resistir un soldado a una agresión con él. Un ejemplo de estos experimentos lo consiste el llevado a cabo en la Base de la Fuerza Aérea de Brooks, en Texas, Estados Unidos, por medio de la llamada “Plataforma de Equilibrio de Primates”. Esta consiste en un simulador de vuelo en forma de silla al que se encadena a chimpancés y otros primates. A base de descargas eléctricas (repetidas diariamente hasta la saciedad durante mes y medio) se enseña a los primates a manejar este simulador (simultaneando los electrochoques con movimientos de la plataforma, de manera que si quieren evitar el intenso dolor que les producen as descargas deben mover los mandos del simulador hasta mantenerlo en posición horizontal). Cuando los animales aprenden esto, son sometidos a distintas dosis de radiación y a agentes de guerra química para comprobar por cuánto tiempo son capaces de continuar pilotando el simulador en esa situación, aplicándoles continuas descargas cada vez que se equivocan, entre las náuseas y los posibles vómitos provocados por los productos tóxicos y las radiaciones. Experimentos semejantes han sido realizados en otros lugares, como el Instituto de Investigación de Radiobiología de las Fuerzas Armadas en Bethesda, Maryland, también en Estados Unidos. En ellos, se entrenó a distintos simios en la llamada “rueda de actividad”, que estos eran obligados (también mediante descargas eléctricas) a mantener en constante movimiento a gran velocidad. Cuando, tras más de dos meses de este terrible entrenamiento podían ya resistir varias horas dentro de este instrumento de tortura, se pasaba a comprobar, como en el experimento anterior, cuánto más podían llegar a aguantar en movimiento siendo sometidos a radiaciones y a distintos tipos de venenos y armamento químico-biológico (entre ellos, el “soman”, un gas nervioso extremadamente tóxico descubierto durante la segunda guerra mundial). Durante estos experimentos, corriendo todavía, y vomitando dentro de la rueda, los simios tardaban entre un día y medio y cinco días en morir. (Estos y otros experimentos son descritos en el capítulo 2 del libro de Peter Singer, Liberación Animal, Trotta, Madrid, 1999, pp. 61–67).

Otra clase de experimentos con animales tienen como objeto el entrenamiento en cirugía militar, para lo cual se hiere (en ocasiones con armamento militar) a animales como cerdos, simios, cabras y otros animales para luego someter sus lesiones a tratamiento.

Finalmente, otro ámbito en el que los animales sufen experimentos en el ámbito militar tiene como objeto su posterior utilización militar. Así, por ejemplo, durante la II Guerra Mundial, la marina de Estados Unidos emprendió la realización de experimentos con murciélagos con el fin de emplearlos como bombas. Y en este mismo país se ha continuado entrenando a todo tipo de animales con este y otros fines.

Así, animales, como delfines, han sido empleados como espías, dirigiéndolos a zonas enemigas con cámaras asidas a su cuerpo.

El uso de los animales no humanos por los ejércitos

Por otra parte, y en línea con los experimentos que acabamos de ver, los animales no humanos han sido en muchas ocasiones utilizados como instrumentos bélicos. Algunos de estos, como los presentados arriba, consisten en su uso como armas. Un ejemplo bien conocido de esto lo constituye el uso de perros para convertirlos en máquinas anti-tanque. Este tuvo lugar en particular durante las dos guerras mundiales. Desde cachorros, estos perros eran alimentados dentro de tanques, o junto a ellos. Con posterioridad, eran mantenidos sin alimento para ser soltados hambrientos en plena zona de combate cargados de explosivos. Como puede imaginarse, el motivo de esto era llevarlos a dirigirse a los tanques enemigos, donde se hacía detonar las bombas que cargaban. Una suerte semejante la han sufrido y continúan sufriendo otros animales, como camellos o burros (estos han sido utilizados recientemente por grupos armados para atentar contra grupos de soldados enemigos).

Otros animales han sido utilizados en las guerras como transporte (de humanos o de mercancías, a menudo de grandes pesos), para el envío de mensajes, para la detección de minas y un largo etcétera (que, por supuesto, incluye también su uso como comida). Caballos, perros, elefantes, mulas, burros, bueyes, camellos, palomas, cerdos, delfines y otros animales han sido utilizados con tal fin. Su entrenamiento es siempre para ellos una causa de enorme sufrimiento, siendo normalmente asesinados aquellos incapaces de aprender las tareas necesarias para su utilización.

Existe bastante documentación sobre este uso de los animales. Varios resúmenes interesantes de los distintos usos de los animales en la guerra pueden ser vistos en las siguientes webs:

Animals: the hidden victims of war – Animal Aid

Animales bélicos

Unusual military animals

De hecho, hay también una entrada sobre esta cuestión en la wikipedia en inglés:

Military animal

Como no resulta sorprendente, muchos de las presentaciones de este uso de los animales no humanos no son críticas, sino apologéticas. Este es un ejemplo: Working Dogs

Esta otra web apologética trata en concreto del uso de los animales en la I Guerra Mundial: Animals in world war one

Asimismo, hay varios libros que han tratado esta cuestión (como sus títulos muestran no necesariamente desde un punto crítico, ni muchísimo menos antiespecista), como los siguientes:

Jilly Coooper, Animals In War: Valiant Horses, Courageous Dogs, and Other Unsung Animal Heroes

Carolyn Barber, Animals at War

Isabel George, Rob Lloyd Jones y Karen Tomlins, Animals at War

John M. Kistler, War Elephants

Juliet Gardiner, The Animals’ War: Animals in Wartime from the First World War to the Present Day

Y, por si es de vuestro interés, aquí podéis ver la web de una exposición que se hizo en Londres acerca del uso de animales en las guerras, que tampoco adopta en absoluto una posición crítica con este, y aquí la de otra mostrada en Australia.

Cuestionémonos el especismo

Hemos visto los distintos modos en los que los animales no humanos son agredidos en el ámbito militar. El modo en el que he expuesto estos ha sido muy sobrio: el hecho es que se podrían describir de un modo mucho más crudo las dramáticas historias de cada uno de los animales víctima de tales agresiones. Con todo, pese a la contundencia de los hechos aquí referidos tal vez haya quien se pregunte aún el porqué de la preocupación en este ámbito por las vidas de los animales, dado que el militarismo y la industria bélica, en principio, parecen agredir fundamental y primeramente a los seres humanos. Este tipo de objeciones responden normalmente al mismo tipo de esquema ideológico que permite que los conflictos dados entre nuestra comunidades se extrapolen a otras especies sin necesidad de mediar justificación alguna. Se deben a un punto de vista especista. En efecto, la misma actitud especista que lleva a que se usen como recursos a los animales no humanos en ámbitos como los aquí descritos es la que provoca a quienes se oponen al militarismo a despreciar sus consecuencias para estos.

El uso de animales en la guerra es solamente un exponente más de la guerra contra los animales. Esta tiene lugar en ámbitos de lo más variado. De este modo, mientras no rechacemos el especismo, pues, será muy difícil que estas agresiones tengan su fin, dado que todas las agresiones padecidas por los animales no humanos descansan sobre una misma forma de ver las cosas. Y tal rechazo comienza con nuestras propias actitudes, con las que comenzamos desde ya a avanzar a un mundo en el que el uso de los animales no humanos, en este como en cualquier otro ámbito, pase a ser historia.

Nota final:

He subido esto ahora porque hoy es un día algo particular para mí. Se debe a que justo hace diez años tuvo lugar el juicio por negarme a cumplir el servicio militar para no participar en las agresiones militares a los animales. Esta entrada es una versión actualizada del manifiesto que entonces se hizo público por este motivo. Hace diez años había bastante menos material disponible acerca de este tema. Ahora hay toda una serie de webs tratándolo, así que he añadido alguna información nueva al texto y he incluido en él varios enlaces. 

8 comentarios sobre “Los animales no humanos víctimas de la guerra y la industria militar

  1. GUERRAS INVENTADAS POR LOS HOMBRES, ALIMENTADAS POR ESTOS, EN NOMBRE VAYA A SABER DE QUE O DE QUIEN, SIRVEN PARA QUE ESTOS SERES INDEFENSOS Y SIN POSIBILIDAD DE ELEGIR SI QUIEREN PARTICIPAR, MUERAN EN VANO, POR CAUSAS QUE NO SON PROPIAS, POR CAUSAS QUE NO PERSIGUEN PORQUE NO TIENEN EL MISMO ODIO QUE EL SER HUMANO. NO MATAN, NO ENVIDIAN, NO ODIAN, NO MANIPULAN, NO EXPERIMENTAN, NO CALUMNIAN, NO VIOLAN, NO , NO Y MÁS NO. Y ES NO LO QUE YO DIGO, NO A LA UTILIZACIÓN DE ANIMALES EN ESTAS GUERRAS, SOLO EL SER HUMANO ES TAN IDIOTA COMO PARA SER CARNE DE CAÑÓN, SOLO EL SER HUMANO ES CAPAZ DE MORIR POR NADA.

    1. Magnífica respuesta, totalmente de acuerdo contigo. Esto es una vergüenza que sólo muestra la involución del ser humano, su decadencia y la superioridad de los animales no humanos sobre nosotros en muchos aspectos. Si bien no hay plaga más grande que la humanidad. Siempre explotando nuestro entorno… a sus valiosos seres vivos, sus recursos naturales y por ende su balance. Por eso yo digo NO a la cultura pro-guerra. A toda esa propaganda inventada para agrandar aún más el bolsillo de pocos y empobrecer (en muchos sentidos) a millones de seres vivientes en la tierra.

  2. LES ANIMAUX ET LA GUERRE

    Un film de Pierre-Henri Salfati et Martin Monestier, diffusé dans le
    cadre des Dossiers de l’histoire. 52 mn
    L’usage des animaux pour contraindre, affaiblir ou infléchir l’ennemi
    remonte à la nuit des temps. Nous possédons d’innombrables documents à
    ce sujet, peintures, gravures, sculptures… Les pigeons messagers,
    les chiens poseurs de mines, les ânes ravitaillant les tranchées, les
    dromadaires brisant les rangs ennemis, les mulets portant des pièces
    d’artillerie sur des sentes escarpées, les éléphants menant l’assaut :
    les animaux sont présents partout.

    Un film de Pierre-Henri Salfati et de Martin Monestier Réalisé par Pierre-Henri Salfati. Une coproduction Elma Productions/La Sept/ARTE RBTF – Carré Noir Latitudes Production produit par Jean-Claude Arié avec la participation du Centre National de la Cinématographie et de France 3

  3. Tambien hay que añadir que los militares reciben un entrenamiento en el que matan animales «por supervivencia» pero eso es un eufemismo, en realidad lo hacer para estar mas insensibilizados con el sufrimiento de los demas.

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