granjas industriales de animales criados para compañía


Acaba de ser publicado en el blog sobre defensa de los animales El Caballo de Nietzsche un artículo de Olaia Freiría que expone que la realidad de las granjas industriales de animales criados para su venta como “animales de compañía” no es muy diferente de la de otras granjas industriales, esto es, aquellas que prevalecen de forma masiva en la actualidad. Con él hemos podido también tener acceso a algunas imágenes de un tipo de explotación animal que a menudo permanece ignorado: el de su cría y venta para ser usados con fines ornamentales o como compañía.

La compra y venta de animales sintientes es en sí misma problemática, dado que lo que subyace a ella es, obviamente, la concepción de los animales como propiedades. Esta es incompatible con una consideración igualitaria de intereses. Si yo poseo algo, ello quiere decir que puedo usarlo como me convenga. Esto supone que puedo utilizarlo de forma que frustre intereses suyos (aunque sean muy importantes) para obtener beneficios muy inferiores por mi parte. Puedo hacerlo porque, como es mi propiedad, yo decido sobre esa cosa. Así, si un animal es una propiedad, es relativamente poco lo que se puede hacer para evitar que pueda sufrir cualquier clase de daños. Y si un animal es algo que se puede comprar y vender, entonces es una propiedad.  

Además de esto, la cría de estos animales previa a su venta les causa daños enormes. Ello puede verse en el vídeo que aparece en el texto escrito por Olaia Freiría, que se puede ver arriba. El vídeo contiene imágenes obtenidas por Xiana Castro de una granja de roderores criados para ser vendidos como animales de compañía.

El texto de Olaia Freiría indica que todas las granjas industriales, sean cuales sean los animales criados en ellas, y sean cuales sean los propósitos con los que se explota a dichos animales, tienen un cierto aire de familia. En todas ellas vemos algo semejante. El motivo está claro: todas ellas están diseñadas con fines semejantes. Este consiste en explotar lo más posible al mayor número de animales posible con el menor gasto posible.

Hay veces también en las que algunos animales se ven abocados a la muerte antes de su venta (eso está pasando ahora con una de estas granjas que acaba de cerrar). Algunos de esos animales pueden ser salvados mediante la adopción, aún si no se les puede salvar ya de lo que ya han pasado (en el artículo publicado se indica que puedes adoptar animales de una de estas granjas situada en Galicia, escribiendo a Vacaloura: adopcionsvacaloura@gmail.com). A otros será imposible salvarlos. Podemos pensar que, conforme vaya creciendo la conciencia sobre el respeto por los animales, esta forma de explotación se irá reduciendo. No obstante, ello dependerá no solo de cuánto avance tal conciencia, sino también de que se extienda no únicamente a los animales que normalmente reciben mayor consideración y simpatía (como son aquellos de gran tamaño), sino también a los que, como los roedores, tienen un tamaño muy pequeño y reciben menos atención.