La responsabilidad colectiva en la explotación de los animales

En una entrada anterior de este blog se indicó que incluso aunque el uso de animales no humanos llegue a cifras absolutamente abrumadoras, es muy importante que esto no nos lleve a la conclusión de que no hay nada que hacer, puesto que si podemos evitar que al menos un animal sea explotado eso ya significará un cambio para él. Y en realidad podemos aspirar a evitar que un número muy considerable de animales sea explotado cambiando nuestro estilo de vida y evitando su consumo.

Ahora bien, ante esto se puede apuntar que nuestra influencia como consumidores no se da de ese modo. El hecho de que un día no comamos un animal no va a hacer automáticamente que ese u otro animal se salve. Ello, podría pensarse, hace que no seamos en último término responsables de que se explote a ese animal, pues tal explotación va a tener lugar independientemente del modo en que actuemos. Aquí voy a presentar algunas razones para rechazar que ello sea así.

Empecemos por lo que toca a la responsabilidad. Nuestra acción individual forma parte de una acción colectiva que es la que puede ocasionar que se explote a los animales no humanos. Pero esto no nos exime de responsabilidad como individuos. Pondré un ejemplo. Supongamos que alguien muere porque recibe dos disparos al corazón. Cualquiera de estos disparos sería suficiente para acabar con su vida. Cada uno de esos disparos es realizado por un individuo distinto. Supongamos que uno de los individuos que dispara afirma que él no es responsable en la muerte de la víctima, dado que aun si él no disparase esta moriría. Y supongamos que el otro individuo afirma lo mismo. Si aceptamos ambas afirmaciones, la conclusión sería que nadie habría sido responsable de la muerte de la víctima. Sin embargo, esta solución no parece tener sentido. El hecho es que no pueden ser privados de responsabilidad en conjunto. De manera que tienen una responsabilidad colectiva de la que participan ambos. (Un artículo clásico sobre este tema es el de Jonathan C. B. Glover, “It Makes No Difference whether or Not I Do It,” Proceeedings of the Aristotelian Society, Supplement 49, 1975, 171–90). Lo mismo sucede, aunque ello ocurra de un modo más complejo, claro, en el caso del consumo de animales no humanos.

Por otra parte, el hecho es que, en una situación en la que la explotación de los animales no está apoyada por subvenciones, a partir de un cierto margen una disminución en la demanda provoca una reducción del número de animales utilizado. (Dos artículos en inglés que explican esto son Does Vegetarianism Make a Difference?, por Alan Dawrst y, con más detalle, Expected Utility, Contributory Causation, and Vegetarianism, por Gaverick Matheny).

En una situación en la que la explotación de los animales esté apoyada con subvenciones, la situación cambia, pero no necesariamente tanto como para privar totalmente a la demanda de su capacidad de influir realmente en la explotación animal. Lo que sucede en un caso así es que el margen a partir del cual el número de animales explotados disminuye es mayor (o considerablemente mayor, si se prefiere, según el caso). Esto es, que el consumo de animales tiene que reducirse más para que ello ocurra. Pero si se reduce lo suficiente, la disminución en el número de animales se dará. Si la demanda del consumo de animales bajase de forma espectacular, las ayudas no evitarían la disminución de su explotación.

Más aun, consideremos lo que ocurre cuando la demanda del uso de animales se reduce aunque no lo suficiente como para que las subvenciones no sigan manteniendo su explotación a niveles similares. Ante esto, podría decirse que el abandono del consumo de animales es inútil y que lo que resulta realmente necesario para acabar con la explotación de estos es la acción en el plano político y/o legislativo para acabar con las subvenciones. Sólo algo así, se afirmaría, terminaría con la explotación de los animales no humanos. Esto, sin embargo, no es realmente correcto. Incluso si aceptásemos tal argumento, sería la lucha contra esas subvenciones y la disminución del uso de animales no humanos lo que terminaría con tal explotación.

(Obsérvese que este argumento rechaza todo planteamiento dogmático de la cuestión, acepta que distintos factores pueden intervenir a la hora de lograr nuestros objetivos. Mi opinión al respecto, de cualquier forma, es la que sigue. Dada la actual situación, en la que el desarrollo del movimiento antiespecista es mínimo y el grado de concienciación sobre los daños padecidos por los animales es nulo, parece práctico centrarse en desarrollar este movimiento. Tal desarrollo vendrá acompañado progresivamente de una mayor capacidad de comunicación al público general, y ello podrá suponer la disminución de la demanda arriba aludida. Y, si necesitamos combatir las subvenciones, con un movimiento desarrollado será mucho más factible hacerlo).

20 comentarios sobre “La responsabilidad colectiva en la explotación de los animales

  1. Hola, Óscar. Me gustaría hacer un comentario a tu último párrafo.

    Dando un mensaje liberacionista-antiespecista es más difícil obtener recursos económicos y humanos que dando un mensaje bienestarista. Por ese motivo una organización antiespecista puede no ser la más eficaz a la hora de hacer lobbing y atacar las subvenciones a la industria de explotación animal. Se puede atacar a las subvenciones siendo bienestarista, y hay organizaciones bienestaristas que hacen eso.

    Además, una organización antiespecista puede parecer demasiado «radical» (en el mal sentido de la palabra) a políticos, lo cual supone otra desventaja a la hora de hacer ese tipo de campañas.

    Supongamos que 50 antiespecistas cuentan con 10.000 euros para crear una organización, y que lo que desean es luchar contra las subvenciones a la industria de explotación animal. Dos posibles estrategias serían:

    a) Crear una organización dedicada a la concienciación antiespecista, buscando crecer, y cuando se tenga suficiente fuerza, actuar contra las subvenciones.

    b) Crear una organización dedicada a la concienciación sobre el sufrimiento de los animales, realizar determinadas campañas regulacionistas con posibilidades de éxito para conseguir recursos y fama, todo ello buscando crecer, y cuando se tenga suficiente fuerza, actuar contra las subvenciones.

    Pienso que la estrategia b) es preferible a la hora de actuar contra las subvenciones que la estrategia a).

    Otro posible problema de la estrategia a) es que, a la hora de actuar políticamente, habría que hacer razonamientos y discursos de carácter no antiespecista, lo cual podría suponer confusión e incomodidad entre sus miembros, además de críticas por parte de otros antiespecistas opuestos a actuar políticamente.

    Una posible solución a esto sería que hubiera organizaciones centradas en la difusión de la concienciación antiespecista, y organizaciones centradas en el «lobbing». Las primeras contribuirían a reducir la demanda de productos de origen animal, a concienciar a la sociedad para que acepte más fácilmente los cambios políticos en una línea de respeto a los intereses de los animales, y a influir a las organizaciones de «lobbing» de modo que estas realicen análisis antiespecistas (aunque no los hagan explícitos) y que no caigan en el bienestarismo. Las segundas se dedicarían a actuar.

    Un saludo.

  2. La última frase se cortó. La frase correcta es:

    «Las segundas se dedicarían a actuar contra las subvenciones».

  3. Hola Oscar:

    Buen post. Creo que es muy necesario que se hable de este tema, pero que además se hable claramente y sin miedo. Parece que muchas veces los veganos no queremos ni oír hablar de que el veganismo no es útil de forma efectiva para los animales de consumo (al menos en el plazo inmediato), sí quizás en el caso de los huevos (por una realidad logística que prácticamente imposibilita su manipulación internacional), el foie gras, o algún tipo de producción de contenido animal muy específica. Pero lamentablemente no es así en el caso de la leche, y mucho menos aún en el de la carne de cerdo, bovino (incluida la ternera), o la carne de pollo.

    Creo, además, que el hecho de reconocer que cada forma de explotación animal tiene una realidad diferente en términos de mercado (y por tanto la estrategia debe tener también una arquitectura diferente en cada caso), sin duda nos acercará a una forma de activismo mucho más efectiva, una dinámica que favorezca el espacialismo sin caer en el especismo.

    Respecto al contenido del post no estoy de acuerdo con todo, y algún caso no se trata de una subjetividad, sino que creo que se está incurriendo en un error respecto al análisis del funcionamiento de la Política Agraria en la UE.

    Respecto al ejemplo de las dos personas y su responsabilidad, finalmente comentas “Lo mismo sucede, aunque ello ocurra de un modo más complejo, claro, en el caso del consumo de animales no humanos”. Creo que la única forma de la que podemos medir la responsabilidad individual es en términos morales o éticos, pero no en los económicos ni de las reglas de mercado. Yo personalmente soy vegano en mi forma de alimentarme porque no quiero participar en aquello que desapruebo éticamente, lo considero un deber ético (como afirma Sztybel), pero no porque mi veganismo sea la clave para salvar animales utilizados en consumo. Probablemente mi veganismo sea efectivo para otro tipo de animales, pero lamentablemente para ellos no lo es.

    Yo personalmente creo que el ejemplo es aplicable solamente en términos éticos pero en absoluto puede ser extrapolable la cuestión del mercado, porque tal y como afirmas es más complejo, y es que justamente la complejidad numérica y financiera hace que eso suceda de esta forma. Quiero decir: la complejidad no es la variable interviniente sino la determinante.

    Estoy de acuerdo contigo en que un mercado no intervenido por la administración los márgenes suelen ser más flexibles: si hay menos consumo bajará, incluso exponencialmente, la producción. En estos países también se produce en cantidades superiores al consumo, pero ese X% superior va relacionado a una base determinada por el consumo real. Quiero decir: si hay un consumo de 100 producimos un 10% más, entonces produciremos 110. Bajará, y digo exponencialmente, porque si hay un consumo de 90, el 10% tampoco es 10 sino 9, por lo que una reducción del consumo reducirá exponencialmente la producción: 99. Hemos bajado 10 el consumo pero hemos reducido 11 la producción. Lamentablemente los países donde esto funciona de esta forma no son grandes productores de carne, lo que explica por qué funciona de esta forma.

    Pero eso lamentablemente no sucede en Europa en la actualidad, ni en cómo Europa o los EEUU determinan el funcionamiento del resto de las economías de la periferia económica. La producción de carne no está cimentada en la base de consumo, sino que está determinada por unas fórmulas macro-financieras en las que intervienen: el mercado global de especulación del grano (esto es muy complejo en sí pero ahora lo es más, ya que desde hace algunos años han entrado a jugar los carburantes, además de que el periodo de especulación ha crecido de 10 a 15 años en el caso de la soja); la relación de políticas económicas internacionales, donde los países realizan entre sí detalladas cuentas de “cuánto me compras y cuánto te compro yo a ti”; la flexibilización de los precios y el control de los mismos a nivel interno; las políticas internacionales pero basadas la competitividad de los precios. Por eso decía: el problema no es que sea más complejo, el problema ES la complejidad.

    Creo que en la siguiente afirmación es donde se comete el error: “En una situación en la que la explotación de los animales esté apoyada con subvenciones, la situación cambia, pero no necesariamente tanto como para privar totalmente a la demanda de su capacidad de influir realmente en la explotación animal. Lo que sucede en un caso así es que el margen a partir del cual el número de animales explotados disminuye es mayor (o considerablemente mayor, si se prefiere, según el caso). Esto es, que el consumo de animales tiene que reducirse más para que ello ocurra. Pero si se reduce lo suficiente, la disminución en el número de animales se dará. Si la demanda del consumo de animales bajase de forma espectacular, las ayudas no evitarían la disminución de su explotación.”

    No digo que no haya nada de cierto en que la demanda tenga algo que decir al momento de producir, digo que la reducción debería ser tal que si tuviéramos la capacidad de lograrla no deberíamos preocuparnos por investigar sobre las subvenciones y la forma de combatirlas. Algunos años Europa llegó a producir hasta el 22% más de leche de la consumida, por lo que como mínimo deberíamos haber conseguido que se reduzca ese 22%, y recién en ese momento estaríamos en condiciones de decir que “la batalla ha comenzado”. Pero es que lo importante no es la leche en sí, sino que las vacas de leche se coman todo el grano que deberían comerse, o que se pueda determinar una oferta de tales magnitudes que los precios se vean mejorados, o que a último momento, como tuvimos que aumentar la exportación de (por ejemplo) zapatos, ahora no podemos exportar más leche, por lo que será mejor tirarla en lugar de exportarla.

    Dices “Más aun, consideremos lo que ocurre cuando la demanda del uso de animales se reduce aunque no lo suficiente como para que las subvenciones no sigan manteniendo su explotación a niveles similares. Ante esto, podría decirse que el abandono del consumo de animales es inútil y que lo que resulta realmente necesario para acabar con la explotación de estos es la acción en el plano político y/o legislativo para acabar con las subvenciones. Sólo algo así, se afirmaría, terminaría con la explotación de los animales no humanos. Esto, sin embargo, no es realmente correcto. Incluso si aceptásemos tal argumento, sería la lucha contra esas subvenciones y la disminución del uso de animales no humanos lo que terminaría con tal explotación.”

    Personalmente jamás he oído a ningún activista pragmático decir que una modificación en las políticas fiscales podría acabar con el consumo de animales, y si alguno lo ha hecho es que no ha entendido muy bien por dónde vienen los tiros.

    El trabajo en la modificación de políticas fiscales, hablando siempre de animales explotados por su carne o su leche, es apenas el PRINCIPIO de un modelo activista cuyas acciones repercutan en los animales y les favorezca, pero en absoluto puede considerarse su fin. La reducción de la demanda es también vital, tanto por parte de personas que decidan abandonar dicho consumo por completo, como por aquellas que pretendan reducirlo.

    Personalmente creo que ambas líneas de trabajo son necesarias y complementarias. La cuestión está en los niveles porcentuales. Una organización puede destinar el 20% de sus recursos a divulgar, y el 80% a realizar negociación política. O viceversa. Yo personalmente no me planteo esta ecuación, mejor dicho, me la planteo en relación a los tiempos y el avance y marcha de la estrategia. La organización en la que participo, por ejemplo, apuesta actualmente por un proyecto sobre alimentación basado un 90% en la acción política y un 10% divulgación, pero a medida que los pasos políticos que se vayan dando sean efectivos, la proporción irá cambiando, generando un aumento de la divulgación a cambio de una reducción de la negociación política.

    Pero ahora que hemos abordado la demanda, la producción y la oferta de forma abstracta, propongo que la relacionemos con otro factor que interviene con vital importancia: el crecimiento demográfico.

    Si por un lado logramos reducciones “pobres” de la demanda a base de insistir en el mensaje, vemos que además esa demanda debería bajar muchísimo para poder flexibilizar la producción, y paralelamente vemos que el crecimiento demográfico no deja de avanzar, incluso muy por encima de nuestra capacidad de generar consciencia ¿no deberíamos parar y mirar el juego desde fuera?

    El crecimiento demográfico tiene una capacidad multiplicadora del consumo, sobre todo debemos pensar que un bebé humano ya es consumidor de productos de origen animal, consumo que va en aumento a medida que sigue creciendo hasta alcanzar la madurez.

    Por último afirmas: “Y, si necesitamos combatir las subvenciones, con un movimiento desarrollado será mucho más factible hacerlo”

    Yo soy de la idea de que los movimientos sociales, y en consecuencia las organizaciones, deben crecer a partir de la experiencia. Si hago buenas negociaciones políticas hoy las haré mejor cuando seamos más grandes y estemos mejor organizados. Pero no creo que yo pueda aprender a hacer negociaciones políticas efectivas, por muy grande que sea el movimiento, si nunca antes he tratado de realizarlas. Además esto tiene una ventaja: mientras vas creciendo vas dejando beneficios a los animales.

    Un abrazo!

  4. Hola Dani:

    Estoy muy de acuerdo contigo en casi todo. Es verdad que según qué tipo de mensajes no son acordes a un dialogo mantenido en el entorno político. Es verdad que las mismas acciones que realiza determinada organización luego pueden jugar una mala pasada dentro de un despacho de la administración. Lo que no considero correcto es pensar que sólo el bienestarismo puede efectuar esa tarea correctamente. Yo pienso justamente lo contrario: no debemos dejar que el bienestarismo realice esta tarea de forma exclusiva.

    La sociedad ya es bienestarista, las personas creen que los animales deben seguir siendo utilizados por el humano pero en las mejores condiciones posibles. Nadie quiere que el animal que se comerá sufra, y de hecho la gente prefiere pensar que no fue así o, mejor dicho, no pensar en que el animal que se come pueda haber sufrido o no. Y los políticos piensan exactamente igual, de hecho son parte de la sociedad y la representan. Por tal motivo no es necesario llevar el mensaje bienestarista al entorno político, la política, en todo caso, reciben a las organizaciones bienestaristas para que les asesoren de qué es mejor para los animales en determinado momento, ante determinada circunstancia, algo que evalúan en relación a cómo determinadas legislaciones pueden entorpecer el negocio de la explotación animal. Básicamente las asociaciones bienestaristas no llevan ningún mensaje sino que se dedican pura y exclusivamente a informar y asesorar a los responsables políticos.

    La acción política que podemos realizar las organizaciones liberacionistas es completamente diferente. No tiene que ver con informar o asesorar, tiene que ver con presionar, exigir, buscar aliados, criticar posturas políticas, y sin la necesidad de conceder nada en el mensaje emitido, aunque sí debe estar correctamente diseñado para no resultar contraintuitivo. No es lo mismo asesorar a un señor para que vote determinada Ley, a favor o en contra en relación a lo que pueda afectar a los animales, que exigir mediante la negociación o el conflicto la generación de determinado cambio legislativo.

    Además las organizaciones liberacionistas podemos dejar claro nuestro objetivo a la vez que asumimos una postura pragmática sobre lo posible dentro de lo deseable.

    Respecto a tus dos propuestas de estrategias yo personalmente no concuerdo con ninguna de las dos. Sí considero que la A) es peor. Pero a la vez considero que la B) es poco probable.

    Encontrar un diseño de colaboración entre organizaciones viene siendo difícil, y más lo será mientras más vayan creciendo. Todas las organizaciones pequeñas colaboran con otra organización, sin embargo las organizaciones liberacionistas grandes tienden a eliminar cualquier tipo de relación institucional, y mientras más crecen menos colaboran con otras simplemente porque ven cómo sus recursos aumentan y “dejan de necesitar” ayuda para realizar sus actos y acciones.

    A la vez estas proponiendo la colaboración de dos organizaciones que no coinciden en su mensaje. Otro problema del liberacionismo actual es que se niega a colaborar con cualquier organización que no lo sea. No lo estoy criticando, simplemente lo analizo, aunque en realidad no estoy de acuerdo con esa postura, ya que pienso que existen muchos puntos en común con otras organizaciones no necesariamente liberacionistas, y la colaboración con ellas puede resultar en mejoras para algunos individuos animales.

    De cualquier modo el problema viene ligado a que la divulgación que realizan las asociaciones no siempre se corresponde a la estrategia política, por eso, y en el caso de que se lograra una colaboración, debería ser perfectamente consensuada y bajo una sola línea estratégica.

  5. En la línea de lo que he explicado en mi primer comentario quería pegar el link a la siguiente noticia:

    «La producción de carne cae un 8% en los cinco primeros meses del año»

    http://www.agrocope.com/noticias.php?id=99699&comu=&ztipo=&ini=0&ini2=0

    Es un dato analizable, porque independientemente de la caída en la producción sigue en aumento la demanda, excepto en países como Japón o Perú entre otros, donde los hábitos alimenticios marcan una línea de descenso en el consumo de animales.

    La reducción, según los especialistas, se debe al aumento de los agrocombuistibles, que redireccionan el grano hacia otros destinos diferentes, y mejor pagados, que el forraje.

    Esto demuestra cómo una variación en aspectos que no estén relacionados directamente al consumo acaban siendo más efectivos para reducir la cantidad de animales explotados en la ganadería.

    Saludos!

  6. Otro dato interesante Dani, que me olvidé de comentar, es que la ganadería intensiva, al quedarse fuera de las primas por producción o estándares de producción, y al alimentar a su ganado con alimento blando (pasturas) y cereal (no sólo cereal), se comporta de una forma mucho más natural que la ganadería intensiva. Por eso si una persona nos dice que quiere «dar un paso» y pasar a consumir productos de la ganadería extensiva hay que recomendarle que no lo haga, puesto que su consumo probablemente suponga la explotación de más individuos.

    Es otra razón más, y de peso, para disociar conceptualmente la postura libero-pragmatista de la bienestarista, por mucho que se empeñen en relacionarlas algunos autores.

  7. Leo, creo que te equivocaste en la primera frase, y quisiste decir «es que la ganadería EXTENSIVA, al quedarse fuera de las primas por producción…».

    Estoy bastante de acuerdo con ello, y en que hay que rechazar el consumo de productos de ganadería extensiva. No obstante, la mera disuasión por motivos utilitaristas, en la línea de lo que tú señalas, puede ser difícil de asumir por quienes quieren «dar un paso», y por eso es importante darles una alternativa. A estas personas se les puede proponer que sigan una alimentación vegana un día a la semana, luego dos, etc.; o bien una idea que propone Francione, que es hacer una comida vegana al día, luego dos, y luego las tres.

    Sobre la colaboración entre organizaciones liberacionistas, soy menos pesimista que tú. La colaboración existe en el mundo anglosajón, existe actualmente en España, y perfectamente puede seguir existiendo.

  8. Sin entrar en el plano ético, donde probablemente algunas personas piensen de otra forma, definitivamente prefiero un vegano por un día que un bienestarista toda la semana! Además porque esto dinamizaría el comercio de productos veganos y por tanto falicitaría el veganismo en distribución, reducción de precios, etc. En términos de mercado es preferible que una persona comience a comer queso vegano a que deje de comer los de origen animal.

    Respecto a la colaboración. Creo que actualmente suceden sí, pero en cuestiones puntuales: un acto, una manifestación, una campaña concreta. Cuando me refiero a colaboración estratégica (más aún en temas de animales de consumo) estoy hablando de colaboraciones que supongan un acuerdo estratégico muy estricto, el que tendría que mantenerse durante 10, 15 o 20 años.

    En estos escenarios no es que sea pesimista, es que creo que el diseño estratégico debe ser otro.

  9. Considero que la introducción del veganismo como fuerza económica, no como variedad de producto (que también) puede tener cierta relevancia en todo el proceso.

    Interesante debate! Aunque se echa de menos un ritmo más fluido de intervención.

    Un saludo

  10. Está claro que la producción de materias primas o de objetos de consumo de origen animal viene determinada por toda una serie de factores. Asimismo, la existencia de un fortísimo grupo de presión ganadero está fuera de duda. El hecho de que las presiones que lleven a cabo para que se apoye la explotación que estos realizan lleven a que más animales sean explotados también lo es. Y sí, más aun, la opción por una determinada política agraria puede deberse (en la UE se debe) a factores complejos más allá de lo que el sector ganadero represente. Que esto pueda ocurrir hasta un punto enormemente significativo es algo en lo que podemos también estar de acuerdo. Pero que esa explotación de los animales no se llevaría a cabo del mismo modo si no sucediese que la abrumadora mayoría de la población consume los productos derivados de ella es algo que resulta muy difícil de asumir. Todas estas afirmaciones son compatibles, y yo creo que son ciertas.
    Por otra parte, desde un punto de vista que busque reducir los daños que los animales no humanos sufren en conjunto, en mi opinión lo que nos interesa es la máxima difusión de un punto de vista antiespecista. Conseguir que cese un determinado tipo de explotación de los animales no humanos puede tener un efecto limitado si no provoca un efecto a mayores en las otras áreas en las que podemos actuar a favor de estos (o dejar de actuar en su contra). Se puede pensar que si desaparece el interés por consumir determinados productos animales (por ejemplo, los lácteos) se da un paso hacia una mayor consideración moral de los animales no humanos porque estos dejan de tener un cierto interés en su explotación. Esto es, con todo, cuestionable. Tenemos el ejemplo de los países asiáticos en los que no se consumen lácteos: ello no implica ninguna clase de mayor consideración por las vacas o por los animales no humanos en conjunto.
    Por otra parte, quienes creemos que el especismo tiene efectos que van mucho más allá que el uso de animales no humanos como conjunto, que implican que de manera general un enorme número de animales sufran toda una serie de daños incluso aunque no sean utilizados, entendemos que la tarea central a realizar debe ser la difusión de un determinado «meme» cultural, de un cambio de actitudes general hacia el especismo.
    Otro punto que querría comentar es que la idea de que puede existir una responsabilidad ética pero no económica me resulta inasumible. Son lo mismo: una responsabilidad causal. La cuestión es que la responsabilidad colectiva es compartida individualmente. Si un millón de animales son explotados porque mil individuos compran productos cárnicos, incluso si ese millón de animales sería igualmente explotado si un individuo deja de comprar tales productos ello no implica que ese individuo no tenga responsabilidad. El motivo es el que se ejemplifica en el caso que planteé en la entrada, en la que dos individuos disparan. Si varios individuos (x, y, z) actúan de un modo que en conjunto tiene un cierto efecto e, y e tendría lugar incluso aunque o bien x, o bien y o z no actuasen de ese modo, pero no tendría lugar si ni x ni y ni z actuasen de tal modo, tanto x como y como z son responsables de que e tenga lugar. Son responsables en un sentido causal, que será lo que determinará que lo sean en un sentido éticamente relevante.

  11. Entiendo tu postura Oscar, y dividiré lo que son las opiniones subjetivas de los hechos objetivos. Las opiniones subjetivas, como por ejemplo el modelo estratégico en el que confiamos cada uno de nosotros, no son a mi modo de ver sujetos de debate sino sujetos de propuestas. Sí en cambio los hechos que entiendo que se están analizando de forma correcta aunque partiendo de supuestos incorrectos. Digo esto porque sea cual sea nuestra estrategia debemos defenderla desde la mayor veracidad posible de los factores que intervienen en ella.

    Antes de argumentar me gustaría insistir en un aspecto: igual que en las matemáticas, en sociología y socioeconomía existen fórmulas en las que hay un factor determinante y fórmulas en las que no, en las que, simplemente, la realidad está determinada por la suma de muchos factores intervinientes (quiere decir que cambiando un solo factor no se modifica la situación). Existen fórmulas aplicables y fórmulas meramente teóricas. Por eso deberíamos tener especial cuidado al evitar la relatividad de las cuestiones que analizamos. Siguiendo con el paralelismo matemático existen teorías que aunque no muy populares han sido muy aceptadas metodológicamente por el mundo de la economía, la finanza y el sistema político, como el intuicionismo matemático, que rechaza la idea de aceptar toda fórmula no demostrable o no practicable.

    Respecto a tu respuesta hay varios puntos a considerar, trataré de abordarlos a todos:

    Dices: “Asimismo, la existencia de un fortísimo grupo de presión ganadero está fuera de duda. El hecho de que las presiones que lleven a cabo para que se apoye la explotación que estos realizan lleven a que más animales sean explotados también lo es”

    No hay dudas de que el lobby ganadero es fuerte y organizado (en comparación a nosotros sobre todo), pero no son ellos los responsables de las políticas agrarias. Estamos hablando de un lobby miles de veces más fuerte, influyente, organizado, económica y políticamente poderoso, es el lobby del capital financiero, de las tres formas de capitalismo existente la más nociva y poderosa de todas, la que maneja cerca del 80% del dinero global: el virtual. La que ha gobernado el mundo en los últimos 25 o 30 años mediante la deuda. La que aglutina a las 100 o 120 corporaciones más poderosas del mundo. Los ganaderos son simplemente un canal por el cual vender su grano y productos derivados. Los ganaderos están en el medio, no es con ellos la batalla, ellos son un fusible acondicionado y como todo fusible se puede quitar y poner otro. A ese lobby no lo vamos a derrotar mediante el boicot, ni la acción directa, ni la sensibilización. No son tangibles desde nuestra perspectiva. No son sensibles a nuestros actos. Si creemos que el enemigo es el lobby ganadero estamos considerando un enemigo del tamaño de una araña cuando en realidad tiene el tamaño de un elefante, pero lo peor no es eso, lo peor radica en que no comprenderemos qué papel desempeña el factor más determinante de la producción de animales para consumo, y por tanto desconocemos sus intereses más importantes.

    Dices: “Y sí, más aun, la opción por una determinada política agraria puede deberse (en la UE se debe) a factores complejos más allá de lo que el sector ganadero represente”

    El factor más importante en la producción de animales para consumo es la complejidad de ser un interés industrial indirecto. Eso lo hace complejo a la vez que más simple. El objetivo de la producción no es el producto y la rentabilidad que pueda obtenerse de él, sino la materia prima con la que se hace dicho producto. Si fuera al contrario no encontraríamos lógica en la falta de flexibilidad entre demanda y producción. El artículo que colgué en mi anterior comentario, donde explica que incluso ante un aumento de la demanda se experimentó un descenso de la producción, nos indica que el rango que divide demanda de producción puede ser incluso mucho más amplio de lo que pensamos. Y muestra, sobre todo, la sensibilidad que tiene dicha producción de cara a la colocación de la materia prima, muy por encima de la baja o aumento en el consumo de la producción. Quiero decir: para generar cambios numéricos en la producción ha sido más sensible la diversificación del consumo de la materia prima (el grano) para determinar una baja en la producción, que el aumento del consumo del producto acabado (la carne). Aumentó la demanda de carne, lo que debería haber generado un aumento de la producción, pero a la vez aumentó la demanda de grano para agro-combustibles, lo que tendría que generar un descenso en la producción. El resultado: bajó la producción de carne (el producto en sí), por lo que en este “tira y afloja” ha primado el interés del grano, de la materia prima, muy por encima de los intereses comerciales del producto acabado: la carne.

    Dices “Que esto pueda ocurrir hasta un punto enormemente significativo es algo en lo que podemos también estar de acuerdo. Pero que esa explotación de los animales no se llevaría a cabo del mismo modo si no sucediese que la abrumadora mayoría de la población consume los productos derivados de ella es algo que resulta muy difícil de asumir”

    Estoy de acuerdo, eso no lo voy a negar, lo que me gustaría analizar es el origen de este comportamiento de consumo, y veremos que acabaremos hablando nuevamente del mercado. Primero: pensemos que ese consumo varía en función de cómo al mercado le interesa que varíe, nunca al revés. Creo que el “homo consumens” no es responsable de sus decisiones de consumo. Creo, afirmo, que los factores de oferta (y su herramienta infalible: la publicidad) son muchos más poderosos en términos globales que los designios de la demanda, con su enternecedora herramienta del deseo individual. ¿Y por qué digo “enternecedora”? porque ese deseo (herramienta de demanda individual) está determinado por la herramienta de oferta global: la publicidad. Es muy romántico pensar que la voluntad del consumidor es determinante, pero no es cierto, ni mucho menos.

    Yo por ejemplo soy gerente de marketing de una empresa líder de un sector vertical. Ser líder ¿qué quiere decir? Si eres líder diriges el mercado, si no lo eres lo persigues. Nosotros dirigimos en cierta forma el mercado. Hemos “puesto de moda” sistemas de trabajo, métodos que no existían, hemos inventado nombres y nuevas terminologías, las hemos divulgado en prensa, y a los pocos meses el resto de empresas utilizaban dicha terminología para quedarse con una parte del pastel que nosotros estábamos cocinando en nuestro horno. De esta forma nosotros volvíamos a introducir en el mercado aquello que nos interesaba comercializar, nuestros perseguidores aceptaban la regla de juego y nos copiaban (persiguen el mercado), y un cliente que ve que el 80% de las empresas de un sector promocionan algo como muy válido y muy bueno, entonces esos cerebros ya no tienen ninguna defensa contra el ataque el marketing. Claro, en nuestra empresa tenemos un componente ético muy arraigado y determinante de nuestras decisiones, pero no todas son así.

    Me gustaría citar dos ejemplos para demostrar la ausencia de la responsabilidad individual (en términos de mercado, apartando la ética) que los humanos tenemos sobre la explotación de individuos animales destinados al consumo de su carne o de su leche. Vuelvo a destacar que en casos de carnes muy puntuales y exóticas, o casos como el foie, los huevos (por su dificultad para exportar) y algunos tipos de leches esto no es aplicable. En grandes rasgos esta cuestión es aplicable a los animales de consumo “comunes” como las vacas, cerdos, pollos y la generación de leche de vaca (aún me falta estudiar el comportamiento económico de algunas explotaciones).

    Cuando hablamos de mercado debemos dejar de lado el componente ético. Cuando en mi anterior mensaje afirmé que “sí somos responsables individuales en términos éticos y no en términos de mercado” me refería a que para hablar en estos términos debemos saber separar ambas cuestiones y analizarlas de forma individual. Y eso haré ahora con mi ejemplo.

    Supongamos, para eliminar el componente ético, que no hablamos de animales. Supongamos que nos oponemos a la producción de pintura amarilla. Los motivos dan igual.

    Supongamos que una política fiscal impulsa y favorece la producción de pintura amarilla mediante la subvención de la materia prima (el colorante amarillo), y subvenciona al productor y lo prima por estándares cuantitativos de producción. De esa forma se logra que cada mes se produzcan 1000 litros de pintura amarilla.

    Los consumidores compran 250 litros en un mes, pero la producción sigue siendo 1000 litros. Los consumidores compran 300 litros, y la producción sigue siendo 1000 litros. Los consumidores consumen 400 litros y la producción baja a 900 litros porque ahora hay otra industria demandando el colorante amarillo, y por eso se puede producir menos pintura amarilla. ¿Podríamos afirmar en este caso que existe una responsabilidad del consumidor sobre la producción? Podríamos pensar ¿y si no se consumiera ni un solo litro? Quizás seguirían produciendo 1000 litros, algo muy probable en el capitalismo (más aún si los gastos y pérdidas se pagan con dinero público) ya que esos 1000 litros agilizan otros mercados y la economía en general. O quizás no, quizás se dejaría de producir. Entonces la pregunta ¿tenemos la capacidad de hacer que toda la gente reduzca todo su consumo? Aquí es donde entramos, mejor dicho no quiero entrar, en cuestiones estratégicas. Lo que sí queda demostrado es que, si apartamos el componente ético, los seres humanos como individuos no tienen responsabilidad de mercado en la producción de este tipo de animales o los productos derivados de su explotación. Si en cambio sumamos el componente ético, sí.

    Por eso dije que no importaba el motivo por el cual nos opusiéramos a la producción de pintura amarilla, lo importante en términos exclusivamente de mercado son las fórmulas matemáticas, y éstas no son subjetivas.

    Otro ejemplo. Ahora con animales pero en otro tipo de explotación. La experimentación. ¿Podríamos decir que cada uno de nosotros es responsable de la experimentación en animales? Incluso los veganos acabamos comprando cientos de productos (no necesariamente de la industria farmaceutica) que han sido testados en animales. Existe un componente ético, claro, y existe un componente de mercado, sin duda, y otro social, pero ¿existe responsabilidad individual incluso considerando el componente ético? Algunos podrán decir que sí, otros podrán decir que no. Yo personalmente entiendo que sí existe en términos éticos pero no en términos de mercado. Incluso que los veganos fuéramos capaces de morir de una infección con tal de no comprar antibióticos, incluso que nuestro boicot a la explotación fuera tan comprometido como para morir antes que enriquecer a la explotación, creo que en términos estrictamente de mercado debemos ser más cuidadosos porque es justamente en estrategias de mercado donde podremos beneficiar a los animales en los tres plazos: corto, mediano y largo.

    Ahora bien, llegado a este punto tendremos que seguir hablando de estrategias. Tú consideras que la divulgación del mensaje antiespecista puede suponer beneficios amplios más allá de la explotación a la que es sometido cada individuo. Y yo estaría de acuerdo si no partiéramos del supuesto equivocado de que eso es posible en el corto y el mediano plazo (así como improbable en el largo) y pudiéramos demostrar que dicho mensaje podría ser aceptado por la mayoría de los individuos de la sociedad decodificadora hasta el punto de generar un cambio en su modelo de vida traducido en una actitud de respeto hacia todos los individuos animales. Los argumentos morales serán entendidos en sociedades morales y los argumentos de mercado lo serán en sociedades mercantilizadas. Yo intentaría no partir de la base que supone que el mensaje enviado es mensaje recibido, mensaje entendido, asimilado y puesto en práctica. Tampoco creo que debamos enviar mensajes incorrectos por el hecho de que éstos sí puedan ser aceptados por la sociedad. En realidad estoy considerando que el mensaje no puede ser considerado como estrategia, apenas puede ser considerado como una parte importante de ella. Una estrategia a largo plazo como la planteada en este blog, o la que es propuesta por el movimiento abolicionista, si bien guardan matices diferenciales de gran importancia, no consideran de modo realista la eventualidad, la urgencia y la emergencia, no otorgan dinamismo porque sólo consideran un factor determinante, que es el especismo, dejando de lado todo un resto de factores intervinientes de la explotación y mucho más sensibles a los cambios como son la economía y la política.

    Entendamos que la política cumple una función de gran calado en la educación y la percepción ética en la sociedad, homologando y aprobando aquello que está bien y rechazando aquello que está mal. Las personas confían en que las instituciones hacen su trabajo, cumplen su rol. Si Greenpeace no dice que la carne destruye el Planeta la gente en general tiende a creer que Greenpeace tiene razón, y que si no lo dicen es porque realmente no será así, o sí lo es, pero eso no es importante y en cambio sí lo son las nucleares o la caza de ballenas.

    Si la administración no prohíbe las corridas de toros la gente no considera que el motivante es la falta de voluntad de un gobierno para enfrentarse a una industria que utiliza un grupo de aficionados como fusible proselitista, en este caso tiende a pensar que en realidad “eso no será tan malo si es legal”. La tradición y la cultura son apenas recursos para justificarlas pero no son la base real de su justificación, siendo ésta la industria que la fomenta. ¿Alguien tiene alguna duda de que el día que deje de haber dinero de por medio dejarán de haber corridas de toros?

    Ese formato de pensamiento incluso se hace costumbre y meme en los individuos de la sociedad organizada, porque el individuo no tiene más opciones que creer en la organización en la que vive. La confianza de las personas en las instituciones crece a medida que crece el ataque de los códigos y el aumento de la publicidad, el conocimiento disponible, la aceleración. Las instituciones son fuertes de protección intelectual y comunicacional donde los individuos pueden refugiarse de los ataques de códigos que vienen del medio. Antes y siempre la gente confió en las instituciones, pero hoy lo hace mucho más que antes. Porque hoy hay más información y menos tiempo para corroborarla, hay más recursos informativos, hay hipercomunicación y por tanto infraimpacto, fenómenos interdependientes y con curvas proporcionalmente opuestas: si una sube la otra baja, y viceversa, siempre de forma proporcional.
    Y de todas las instituciones existentes son los gobiernos y las administraciones públicas, legales, judiciales, legislativas (en definitiva las instituciones que regulan al resto de instituciones y que nuclean al 100% de los individuos en el sistema organizativo) las que dictaminan de forma indirecta, aunque con resultados directos, qué está bien y qué está mal. Qué está moralmente aceptado en nuestra sociedad y qué no lo está ciertamente.
    Con todo esto, y refiriéndome a las estrategias, quiero decir:

    – Respecto a la primera discusión decir que si bien reconozco la intervención de la demanda como factor de producción, no comparto la capacidad determinante que le das en este post, menos aún tratada de forma individual. En este sentido mi postura es relativizar, siempre.

    – La utilización del mensaje es una herramienta cada vez menos efectiva como consecuencia de la hipercomunicación. Querer competir con las grandes empresas para encontrar un pequeño espacio de comunicación impactante es una locura. Y no hablo de competir con los explotadores (que hacen una comunicación contraria a la nuestra), hablo de competir con todo aquel que pretende comunicar algo: hipercompetitividad comunicativa.

    – Las normas, leyes, reglamentos han sido, y seguirán siendo, medidas de educación moral del ser humano, en sociedad y como individuo, quizás tanto o más importantes y determinantes que las propias estrategias educativas tanto formales como no formales de nuestra sociedad. Se ha dicho que del conjunto de éticas individuales se traza una media y se extrae la moral de la sociedad, y estoy de acuerdo. Y también existe el efecto contrario: de la moral legislativa de la sociedad se puede modificar el estándar de la ética individual. Y de hecho creo que hoy en día lo segundo es más factible que lo primero.

    – Intervenir en política sin hacer política es una estrategia educativa alternativa al mensaje, incluso probablemente más efectiva.

    – Se puede entender que propongo eliminar las estrategias basadas en el mensaje, y no sería correcto. En realidad propongo utilizar el mensaje directo de forma segmentada, según el target, el entorno y la coyuntura del decodificador.

    Saludos!

  12. Hola, Leo. Dices:

    «Tú consideras que la divulgación del mensaje antiespecista puede suponer beneficios amplios más allá de la explotación a la que es sometido cada individuo. Y yo estaría de acuerdo si no partiéramos del supuesto equivocado de que eso es posible en el corto y el mediano plazo (así como improbable en el largo) y pudiéramos demostrar que dicho mensaje podría ser aceptado por la mayoría de los individuos de la sociedad decodificadora hasta el punto de generar un cambio en su modelo de vida traducido en una actitud de respeto hacia todos los individuos animales.»

    Estoy de acuerdo contigo en que esos beneficios no se van a producir a corto ni a medio plazo. Sin embargo, no veo motivo alguno por el que es improbable que dichos beneficios se produzcan a largo plazo, ya que no tenemos forma de saber qué ocurrirá a largo plazo. Pero, además, no es necesario que el mensaje antiespecista sea asumido por la mayoría de la sociedad para que produzca beneficios.

    Es más, creo que la extensión del antiespecismo tiene una influencia positiva en cuestiones como la orientación del activismo aquí y ahora. Por poner un ejemplo, en Inglaterra un amplio porcentaje de los recursos activistas van destinados al ámbito de la vivisección pese a que la mayoría de muertes se producen (con mucha diferencia) en el ámbito de la alimentación. En España las organizaciones liberacionistas están centradas en el ámbito de la alimentación, y pienso que el antiespecismo presente en las organizaciones contribuye a esto.

    Dices:

    «Una estrategia a largo plazo como la planteada en este blog, o la que es propuesta por el movimiento abolicionista, si bien guardan matices diferenciales de gran importancia, no consideran de modo realista la eventualidad, la urgencia y la emergencia, no otorgan dinamismo porque sólo consideran un factor determinante, que es el especismo, dejando de lado todo un resto de factores intervinientes de la explotación y mucho más sensibles a los cambios como son la economía y la política.»

    No sé a qué te refieres exactamente al hablar de «la eventualidad, la urgencia y la emergencia», pero pienso que buscas defender el actuar en el corto plazo. Sin embargo, en el caso de que salváramos a más animales orientando nuestro activismo al largo plazo, lo correcto sería hacer esto precisamente, al margen de cuál sea la eventualidad, la urgencia y la emergencia.

    En cuanto a que «sólo consideran un factor determinante», no necesariamente tiene que ser así. Algunas organizaciones y autores caen en ese error, pero otros no. Decidir que la acción vaya orientada a la difusión del antiespecismo no implica necesariamente eso. Ni siquiera implica necesariamente que el especismo sea un factor determinante, pues puede considerarse que el especismo es causa del uso del animales.

    Dices:

    «Se puede entender que propongo eliminar las estrategias basadas en el mensaje, y no sería correcto.»

    No sé qué entiendes exactamente por «estrategias basadas en el mensaje», aunque pareces referirte a aquellas que tienen por objetivo la difusión del antiespecismo. Si es así, esa denominación me parece inapropiada. Toda estrategia tiene un mensaje detrás, y me parece un error desechar las que no compartimos afirmando que están «basadas en el mensaje».

    Un saludo.

  13. Básicamente creo que lo que ha dicho Daniel expone la idea principal que yo pondría de manifiesto sobre estas cuestiones. Añado a lo que dice sólo unos apuntes más acerca de algunas de las contribuciones hechas por Leo al debate.

    -Las opiniones sobre las diferentes posibles opciones estratégicas pueden ser perfectamente debatibles en la medida en que haya razones para optar por unas u otras y ninguna de ellas parezca concluyente a todo el mundo. No tendría sentido debatirlas si: (i) todo el mundo estuviese de acuerdo en ellas y (ii) no hubiese ninguna razón a favor de una u otra. Si no se da ni lo uno ni lo otro, entonces el debate es la herramienta para valorar y contrastar las distintas razones implicadas.

    -Sobre la cuestión de que no hay dudas de que el lobby ganadero es fuerte y organizado, pero sin ser ellos los responsables últimos de las políticas agrarias, pues insisto de nuevo en que aquí no hay desacuerdo. Si se lee el comentario anterior de LeoV y el anterior mío se verá que realmente no dicen nada distinto en lo esencial: ambos indican que hay un lobby ganadero fuerte pero que, como había indicado antes, y de hecho Leo cita: “la opción por una determinada política agraria puede deberse (en la UE se debe) a factores complejos más allá de lo que el sector ganadero represente.”
    Matizaría que ello no quiere decir que el lobby ganadero no cuente NADA (no sé si aquí puede radicar el desacuerdo), yo creo que sí puede poder hacer una cierta presión. En ciertos contextos pueden tener una cierta fuerza, ello ocurre por ejemplo, en Galicia o en Francia. Claro, la Xunta de Galicia tiene un margen muy, muy reducido en las políticas agrarias, pero, dentro de su margen de acción, los ganaderos tienen en Galicia poder para determinar su política.

    -Insisto también en algo que he apuntado arriba: no puedo aceptar que sea posible ser responsable éticamente si no se es responsable causalmente. Por eso no hay ninguna responsabilidad por parte de los consumidores/as en el uso de productos experimentados en animales si tal experimentación no depende de la acción del consumidor. Si tú no eres un efecto causal, tú no tienes responsabilidad. Con todo, algo a tener en cuenta, muy importante, es que tu acción puede que no tenga un efecto inmediato o directo pero lo pueda tener de manera indirecta o a largo plazo. Ahí sí que hay responsabilidad. Por ejemplo, supongamos que abandonar el consumo de animales no tiene ningún efecto directo en los animales que mueren ahora pero de forma agregada crea una determinada cultura y patrón de consumo que lleva a que finalmente dejen de morir tantos animales por ello. Si es así, sí hay una responsabilidad. Es indistinto hablar de responsabilidad ética, económica, o simplemente de responsabilidad.

    -Acerca del mensaje antiespecista, lo que hemos de buscar, a mi entender, es un cambio en las actitudes especistas. Este no tiene por qué conseguirse necesariamente, como he insistido ya en otros lugares, con un mensaje explícito, a veces de forma implícita se consiguen cambios en las actitudes más notables (si bien el mensaje explícito también consigue cambios en toda una serie de casos). Es bastante probable que el especismo jamás desaparezca. Pero puede que al menos disminuya, y con ello su impacto.

    -Sobre esta pregunta que formula Leo: “¿Alguien tiene alguna duda de que el día que deje de haber dinero de por medio dejarán de haber corridas de toros?”
    Yo creo que, sí, dejaría de haberlas tal y como las conocemos ahora, ahora bien, téngase en cuenta que podrían perfectamente continuar a nivel local como en el caso de los “festejos populares” (la pieza clave para ello estaría en la posibilidad de conseguir animales para ello, lo que no parece tan complicado aunque el actual sistema de ganadería taurina se derrumbase: se podrían usar vaquillas en lugar de toros, que son mucho más caros). Lo que pasa es que el corte del grifo del dinero a la tauromaquia iría de la mano de otras acciones contra las corridas, y estas sí podrían llevar a su desaparición total.

    -Estoy en desacuerdo en lo que toca a que lo legal o las administraciones públicas dicten la moral. Dejando de lado la deslegitimización de la clase política, el hecho es que hay muchos ejemplos: el consumo de sustancias ilegales, la descarga de música y el P2P, las infracciones de tráfico, etc. En cualquier caso, dejando casos particulares, el hecho es quesi bien sí es cierto que el hecho de que algo sea legal le otorga a los ojos de mucha gente una aureola de moralidad, creo que la determinación más fuerte se da en la dirección opuesta. Sólo es posible conseguir introducir una legislación si esta se adecúa a unos ciertos parámetros, que son los de la moralidad aceptada de forma general. ¿Alguien se imagina la posibilidad de que hoy en día se introdujese una ley prohibiendo el consumo de carne? Pues no. ¿Por qué? Porque la mayoría de la gente ve perfectamente legítimo consumir carne. En cambio, sí es posible legislar prohibiendo, por ejemplo, las peleas de perros. ¿Por qué? Porque tal prohibición no va en contra de la moralidad imperante, dado que la mayoría de la población no apoya estas. Ojo, no se trata de que la mayoría lo practique, sino de que la mayoría esté a favor de que se siga esa práctica. La legislación acerca de temas como el aborto es otro ejemplo. Si se llega a un contexto en el que este es relativamente bien vista por un porcentaje suficiente de la población, se podrá legislar en su favor (y no hará falta para ello, obviamente, que la mayor parte de la sociedad se encuentre en situación de abortar). Si la oposición social a este fuese mucho mayor, no sería posible tal legislación. La clase política puede tener una cierta voluntad por sus parte en una dirección u otra, pero se ve condicionada a legislar siempre dentro de unos parámetros, que son los de la moralidad mayormente vigente en el contexto dado en el que se encuentran.

    – Leo disiente conmigo en la relevancia de la demanda, no obstante, en la medida en que lo reconoce como factor, creo que asume que algo tiene que determinar. Como me interesa normalmente buscar los puntos de acuerdo, podría decir aquí que diferimos, aun cuando sea de forma notable, en cuestiones de grado. Incluso teniendo en cuenta este desacuerdo, creo que lo que indica Leo es lo suficientemente convincente como para dar una atención bastante notable a otros factores además de la demanda (aunque no para descartar esta). En cualquier caso, obsérvese que lo que apunta Daniel y lo dicho en el punto anterior nos muestra, o así lo entiendo, que incluso aunque la demanda no tuviese repercusión, el proceso de difusión del antiespecismo que lleva a la alteración de la demanda sí la tendría, al transformar la moralidad vigente.

    Un saludo

  14. Hola Daniel:

    Entiendo desde mi interpretación que la estrategia basada en el mensaje no es la estrategia “que tienen por objetivo la difusión del antiespecismo”, sino más bien la que tiene como herramienta el anti-especismo.
    Es decir, buscar el cambio mediante la extensión del anti-especismo con la herramienta del mensaje anti-especista como base de su estrategia.

    En tal caso, concuerdo con Leo. De hecho, por ejemplo, últimamente me llama la atención una vía que ya lo hizo en su dia pero que ahora sí que permite ver algunos resultados.

    Basándose incluso en la extensión del veganismo mediante la concienciación… Como usuari@s “frecuentes” de Facebook tod@s nosotr@s habremos aceptado muchas amistades que son básicamente proteccionistas.
    Esta gente tiene como ámbito de acción el proteccionismo, acogida, adopción y difusión de, básicamente, perros y gatos. Pues bien, últimamente percibo como sus mensajes van tendiendo hacia el veganismo, hacia el rechazo a la explotación…
    Quizás sea una observación imprecisa, pero la sensación es que al aceptarte como parte de su grupo y no haber debates anti-especistas no encuentran la barrera de´la acusación y pasan directamente al grupo de “salvadores”.
    Esta tendencia (la que aprecio yo) no requiere mensajes anti-especistas y, de hecho, creo que es esta la razón por la que no hay casi oposición.

    Esto iba en lo referente al mensaje.

    Respecto a las razones de debate, muchas veces el debate despeja la percepción y ayuda a concluir por unas y no otras, en base a la eficacia o el parámetro bajo el que se analicen.
    Por tanto un debate no requiere bajo ningún concepto que la conclusión no sea absoluta, sino más bien que no lo sea en su transcurso (momento en el cual el debate pierde el sentido).
    Y si, es la herramienta para valorar, contrastar y, que faltaba, concluir.

    La jerarquía de poderes hace que el de abajo dependa del de arriba sin que el flujo deba ser bi-direccional. Así, el ejemplo de Galicia, un margen reducido de acción supeditado a un margen amplio y superior es tan próximo al poder 0 que, si tendemos al redondeo (generalización) sería más certera la postura de Leo que la de Oscar. Ahora bien, asumiendo esa jerarquía (o, lo que es lo mismo, la relación entre padre e hijo con el dinero de la paga. Sin dinero de la paga, no hay gasto por parte del hijo).

    En el ejemplo de la responsabilidad ética, entiendo que la renuncia por ética a consumir animales, por ejemplo, no implica en modo alguno efecto sobre el balance de consumo no sobre la extensión del mensaje, ya que es un acto simbólico que ni siquiera requiere ser compartido ni difundido. Por tanto, éticamente se puede uno sentir responsable, hacerse vegano, y no tratar el tema con nadie. Ni se vería resultados en el supermercado donde compra, ni habría repercusión alguna porque no habría mensaje.

    La moral la dirigen frecuentemente las administraciones y la política en general, aunque generalmente tengan que ceder o tomar caminos complejos y/o sinuosos.
    Que haya excepciones implica eso, que hay excepciones. Aún así, lo que sí parece más claro es que tiene más capacidad la administración que la presión social, que es más rápida y que, por tanto, atacar a esta sería la vía más rápida y probablemente más eficiente.

    Y bueno, no puedo continuar ni repasar el mensaje. Espero no haber sido confuso…

    Un saludo

  15. Buenas:

    Ha pasado bastante tiempo, y es que no sé por qué la alerta nunca me avisó de los nuevos mensajes en esta entrada =)

    Sobre el primer punto «Las opiniones sobre las diferentes posibles opciones estratégicas» estoy bastante de acuerdo contigo Oscar, aunque insisto en que las decisiones se deben tomar desde un conocimiento que hoy no tenemos (me refiero a cuestiones de efectividad en términos numéricos), pero así y todo tienes razón.

    Sobre el segundo punto «Sobre la cuestión de que no hay dudas de que el lobby ganadero es fuerte» también tienes razón, y ha sido más o menos lo que quise decir. De hecho podríamos considerar al lobby financiero como aliado del lobby ganadero en este sentido.

    – Sobre el tercer punto «no puedo aceptar que sea posible ser responsable éticamente si no se es responsable causalmente» aquí sí que estoy en desacuerdo. Si lo vemos al revés, por ejemplo, yo soy vegano y sin embargo me siento responsable de la explotación animal porque es la sociedad en la que habito la que les explota. Y por tanto me siento obligado a trabajar para reducir o eliminar esta explotación.

    – «Acerca del mensaje antiespecista». Creo que cada organización puede plantear su propia estrategia al respecto, lo criticable quizás sean las críticas que se pueden recibir al respecto.

    – «Sobre esta pregunta que formula Leo». Tampoco estamos de acuerdo en esto. Cuando las industrias se desmoronan es lo que sucede, no generan más producción. Ahora mismo el dinero público es el ladrillo que hace falta para hacer que se desmorone esta industria, y luego, por mucho que lo quieran intentar, no tendrán ni toros ni vaquillas a las que lidiar.

    – Respecto al hecho de que las leyes tienen un componente educativo hacia lo sociedad, justamente Marita Candela abordó ese tema hace dos días en una conferencia muy interesante en Barcelona, y justamente al finalizar la ponencia le pedí que insista sobre este aspecto. No confundamos institución administrativa o política con clase política, porque perceptivamente son cosas diferentes para las personas. Lo que debemos tener en cuenta como sociedad, por tanto asumir una condición dinámica de los hechos en análisis tanto diacrónicos como sincrónicos de la explotación animal, es que los plazos educativos de las leyes no son cortos sino largos. Supongamos que se hubieran prohibido las corridas en 1812, hoy serían muy pocas las personas que pensarían que esa práctica es aceptable.

    – Y respecto al último punto. Por descontado que considero que la demanda tiene algo que decir en términos absolutos o de grandes proporciones, pero no en términos de detalle matemático. En cualquier caso ojo con los ejemplos «bipolares». Aquí no hay dos factores sino 3: producción, oferta, demanda. Y el que realmente nos importa es el primero. Es probable que podamos demostrar que la oferta está dada por la demanda, probable pero difícil. Pero es imposible, al menos a día de hoy, encontrar los argumentos para reforzar la teoría de que la demanda determina la oferta, y la oferta determina la producción.

    Saludos,

  16. Hola de nuevo, Leo, gracias por tu aportación. Comento algunas cosas que indicas:

    “Sobre el tercer punto ‘no puedo aceptar que sea posible ser responsable éticamente si no se es responsable causalmente’ aquí sí que estoy en desacuerdo. Si lo vemos al revés, por ejemplo, yo soy vegano y sin embargo me siento responsable de la explotación animal porque es la sociedad en la que habito la que les explota. Y por tanto me siento obligado a trabajar para reducir o eliminar esta explotación.”

    Hay que distinguir aquí entre sentirse responsable (tener un cierto sentimiento ante una cierta situación con la que podemos o no tener que ver) o serlo (haber sido agentes causales que impliquen que se dé tal situación). Yo creo que quienes consumen animales sí son responsables causalmente de que se maten animales. Y yo creo que ni tú ni yo somos responsables de eso. Esto en un sentido causal. En lo que toca a cómo nos sentimos, ahí hay que respetar a cada cual, claro. Yo no me siento responsable de lo que hacen otros en la sociedad en la que vivo al explotar animales, pero eso no es para mí lo relevante, voy a trabajar igualmente con todo mi esfuerzo contra tal explotación.

    “ ‘Acerca del mensaje antiespecista’. Creo que cada organización puede plantear su propia estrategia al respecto, lo criticable quizás sean las críticas que se pueden recibir al respecto”.

    Bueno, yo creo que hay que debatir todas las estrategias, independientemente de quienes las pongan en práctica. Por supuesto, esto debe hacerse de forma amable y constructiva, teniendo en mente siempre que somos compañer@s que estamos trabajando para lograr un mismo objetivo, no gente que compite, ni adversari@s. Deberíamos ver el debate como una oportunidad para aprender y mejorar. (Por otra parte, sería contradictorio aceptar criticar una critica pero no esa crítica misma. Una de dos, o criticar está bien o no lo está: si está bien, esa crítica a las críticas no tiene sentido, si está mal, esa crítica esta mal porque toda crítica está mal).

    “[E]l dinero público es el ladrillo que hace falta para hacer que se desmorone esta industria, y luego, por mucho que lo quieran intentar, no tendrán ni toros ni vaquillas a las que lidiar”.

    Ya, eso es un lugar común, lo sabemos, pero quiero decir que festejos con animales los pueden celebrar en cualquier pueblo que el que tengan un buey, aunque no sea nunca como un espectáculo de la envergadura de las corridas hoy en día. De hecho aunque los ganaderos taurinos surten de víctimas a estos festejos, no son los únicos que lo hacen. Bueno, en cualquier caso este no es un punto importante para la discusión.

    “Supongamos que se hubieran prohibido las corridas en 1812, hoy serían muy pocas las personas que pensarían que esa práctica es aceptable.”

    Totalmente de acuerdo. Pero todos sabemos que las corridas de toros son un aspecto muy, muy marginal de las agresiones que padecen los animales (aunque entiendo que se haga hincapié en ellas por motivos comunicativos). Hoy en día una ley que prohibiese agresiones más generalizadas a los animales no humanos sería imposible porque chocaría con la moralidad vigente. Que el conocimiento de lo que es legal influya en esta, no lo niego, que lo que puede ser legal lo determina esta es lo que afirmo. Y entre ambas determinaciones esta última es muchísimo más fuerte.

    Finalmente, sólo un apunte acerca de la cuestión de la producción. Esta es lo que nos interesa en la medida en que consideremos que lo que queremos es acabar con el uso de animales. Pero creo que debemos buscar acabar con la desconsideración de los animales no humanos. En este sentido, creo que combatir el uso de animales puede ser útil para ir cuestionando el especismo. Esto me interesa más que cuestionar el especismo para combatir el uso de animales no humanos, por razones que pueden ser más o menos claras para quienes consideren otras entradas de este blog.

    ¡Saludos!

  17. Hola,

    Les agradecería mucho si pudieran brindarme alguna fuente académica sobre la responsabilidad de la explotación animal.

    Saludos

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